LEER, MÁS QUE UN PLACER
Hablaba de leer y es que últimamente le he cogido gusto a ésto de la lectura. Casi podría llamarlo hasta necesidad. Me dí cuenta ayer, cuando me sorprendí a mi misma con un libro entre mis manos y leyendo en cualquier momento y en cualquier lugar. Desayunando (mientras se hacía el café), esperando (en la parada del autobús y durante el trayecto a la facultad), en el descanso entre clase y clase.....Un sin fin de momentos “tontos” en los que desconectar, me servían de repente para conectarme a otra realidad paralela construida a base de historias de celulosa. Esas que alguien escribe para ser contadas y leídas y ¿por qué no? vividas de un modo especial.
A mi me pasa un poco esto último. Cuando me engancho a un libro, me involucro tanto en la historia que hasta la siento como si fuese propia. Siento como si todo eso me estuviese sucediendo a mí, como si sus personajes formaran parte de mi vida. Siento la necesidad por tanto de controlar todo lo que sucede, de saberlo cuanto antes y eso me provoca esa especie de LIBRO-DEPENDENCIA, para después, no querer terminar nunca y sentir pena al tener que despedirme de sus personajes.
Por eso aprovecho cada lapsus de tiempo, cada tiempo “muerto” , para resucitarlo con esas historias, que de la misma forma que la realidad, forman parte de mi vida o por lo menos lo hacen, mientras se encuentran latentes, con vida. Y están vivas mientras no lleguen al FIN.
Ahora, leo muchísimo porque necesito llenar esos tiempos muertos, de vida, y la lectura sin duda lo está, está viva.
Necesitamos de historias para escribir la nuestra propia ; y de fines, para posponer nuestro propio FIN.
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