REFLEXIONES DE MADRUGADA



Escribir significa abrirse al mundo, pero no sólo al mundo exterior sino al propio mundo interior.

Escribir te ayuda a darte cuenta de la realidad o irrealidad de las cosas; a confiar en tus pensamientos; a reflexionar sobre tus sentimientos; a afianzar tus ideales y a luchar por ellos.

Cuando escribes, sientes la necesidad de profundizar en muchísimas cosas, tratas
de buscar explicación a todo lo que encierra tu mente incluso a lo que se escapa de ella y eso, sin duda, te ayuda a organizarla, estructurarla y conocerla un poco mejor.

A veces pienso que escribo por pura necesidad, porque necesito vaciar mi cabeza de ideas locas que se mueren por salir a flote de mi caudaloso río mental.

La escritura puede llegar a convertirse en ocasiones en un analgésico vital que ayuda a sanar el alma, cicatrizando sus heridas, con el paño suave y dulce de la soledad.

Las caricias del silencio desbloquean los conductos neuronales haciendo brotar de nuestras entrañas la flor misma de la tranquilidad.

Es entonces cuando el polen de la alegría, nos hace rebosar de felicidad

1 comentario:

J. dijo...

... para entender y entenderse. Para vivir otras vidas, o mil veces la propia.