DEL COLOR DE LA ESPERANZA


"Extendí mi alma
sobre la mesa de bisección,
parecía un mapamundi transparente,
un papelillo de fumar arrugado
por las prisas y el tiempo.

Era extraño percibirse alejada
de ese trocito tan grande
e importante de mi.

Comencé por los sentimientos
más exactos, los menos adheridos
y los de mayor tamaño;
una especie de reseteado,
por cada sentimiento libre
un huequecito en blanco.

Cerré los ojos y comencé la operación.

El querer fue suficiente
para que los sentimientos negativos
se desprendieran,
necesité más valor para el resto,
para los que habían echado raíces
en mis fronteras.

Los peores fueron los que
habían anclado su barco a mi corazón
porque no querían marcharse
y cada vez que empujaba,
el ancla me estrangulaba las ganas.

Y poco a poco, mi alma fue recuperando el color.

Verde, así se volvió de repente,
del color de la ESPERANZA
y entonces comprendí aquel refrán que dice
que los ojos son el reflejo del alma"


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