"Nací de un útero,
como todos
los que han sentido
alguna vez
las caricias
del oxígeno
en los pulmones.
De esa concavidad
frágil y liviana
que sólo puede engendrar
el amor.
Ese hueco
lleno de líquidos
amnióticos
que debieron inyectarse
-por descuido-
en mi cerebro
para hacerme víctima
de ésta
-a veces insoportable-
amnesia temporal
que va desgastando
mi memoria.
Ya no recuerdo
ni el color
de aquellos ojos
que marcaron la distancia
entre la realidad
de tu horizonte
y la ficción
imaginaria
que recrea
a cada paso
mi mente.
Me he olvidado
del amor
y de todo
cuanto en él
acontece.
Supongo
que después
de tantos asaltos
-fallidos-,
las conexiones neuronales
tienden a sortear
la realidad
para no volver
a darse de bruces
contra sus garras.
Ya no te veo,
ya no te toco,
ya no te siento
y lo peor de todo
ya no recuerdo
si decidí olvidarte,
esperarte,
si te odio
ó todavía
te quiero;
pero algo
tengo claro
y es que
eres
la segunda frase
de todo
lo que leo,
escribo
ó pienso"
como todos
los que han sentido
alguna vez
las caricias
del oxígeno
en los pulmones.
De esa concavidad
frágil y liviana
que sólo puede engendrar
el amor.
Ese hueco
lleno de líquidos
amnióticos
que debieron inyectarse
-por descuido-
en mi cerebro
para hacerme víctima
de ésta
-a veces insoportable-
amnesia temporal
que va desgastando
mi memoria.
Ya no recuerdo
ni el color
de aquellos ojos
que marcaron la distancia
entre la realidad
de tu horizonte
y la ficción
imaginaria
que recrea
a cada paso
mi mente.
Me he olvidado
del amor
y de todo
cuanto en él
acontece.
Supongo
que después
de tantos asaltos
-fallidos-,
las conexiones neuronales
tienden a sortear
la realidad
para no volver
a darse de bruces
contra sus garras.
Ya no te veo,
ya no te toco,
ya no te siento
y lo peor de todo
ya no recuerdo
si decidí olvidarte,
esperarte,
si te odio
ó todavía
te quiero;
pero algo
tengo claro
y es que
eres
la segunda frase
de todo
lo que leo,
escribo
ó pienso"
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