"Descubrí el cielo rojo
en la enfermedad
del gris,
cuando todo era
transparente.
Volvía el pálpito
a su hoguera,
a esa brevedad
antagónica
que segrega
el tiempo
que no tiene
edad.
Tus susurros alejandrinos
encofrados en sonetos
de lluvia arrogante,
allanaban el terreno
para fertilizar mi piel.
Sólo el amor
podría matarnos
-pensé-
pero nuestros labios
ya eran parte
de una misma
piel"
No hay comentarios:
Publicar un comentario