El wassap no nos vuelve omnipresentes


"Despertaba el graznido.
La boca del tiempo,
bostezando entre llagas
de minutero.
La finitud del ladrido templado
que solapa la tentación
de las bocas dormidas.
Para ser, hace falta estar
en el tiempo donde transcurren
las cosas.
En el lugar del delito.
De la sangre y el sentimiento.
Besar con los labios calientes.
Con el corazón en la boca.
Los ojos clavados en la vista
de quien se tiene delante.
Hay que dejarse morir,
en cada instante
para renacer en el siguiente
y vivir amordazando a la realidad.
La tecnología no nos hace omnipresentes.
Somos de carne y hueso.
Por suerte,
todavía somos de verdad"

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