A nuestros queridos políticos


"Ésto no es una pistola.
Tampoco un simulacro.
Ni siquiera una simulación
de un posible suicidio.
Es sólo una metáfora.
Una metáfora.
Repito.
Una M.E.T.Á.F.O.R.A,
de la posibilidad imposible
en la que se sustenta
nuestro corazón.
Una ilusión óptica
que juega a ser real,
en esta atmósfera
donde -casi- todo es posible.
Ésta no soy yo.
Tampoco la que sujeta la pistola.
Ni siquiera la pistola es, una pistola.
Sin embargo, soy yo.
Soy yo, y también mis palabras.
Y la imagen. Soy yo y mi propia imagen.
Y soy también la que sostiene la pistola.
La que decide. Se supone.
La que sujeta el rumbo de su vida.
La que se fotografía así, con una pistola.
Una PISTOLA.
Repito.
Una P.I.S.T.O.LA.
Situándose en la brecha que genera
la vida, al detenerse,
en un breve espacio de tiempo,
para obligarme a deshabitarlo.
Pero todo termina (por suerte), en el primer disparo.
Cuando la cámara escupe la bala.
Y entonces, tras el clic, recupero la sonrisa,
que no forma parte del simulacro,
porque los simulacros deben parecer verídicos.
Como lo son.
Y la metáfora se vuelve real.
Y entonces reverdezco, entre tanta grisicitud.
Porque necesito creer
que existe otra realidad posible.
Y con la vida atornillada a las entrañas
siento, en mi propia piel,
el color, inconfundible,
de la ESPERANZA"

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