"Se apagaba
la constante vital
que me unía
el pellejo
al alma.
Esa circunstancia
inconclusa
de complexión
desgastada,
heredera
de la metamorfosis
entre la realidad
material
y la invertebrada.
Los poros
se me iban volviendo
pixels
todavía inyectados
en tinta
con rastros
de grafito
inerte.
La tez
se transformaba
en celulosa,
blanquecina y
frágil,
de volúmenes
planos
y texturas
tangibles.
El punto álgido
del momento
creativo,
la esencia
más gráfica
y pura
de mi expresividad,
la sinceridad
hecha trazo,
el grafismo
como generador
activo
de identidad"
la constante vital
que me unía
el pellejo
al alma.
Esa circunstancia
inconclusa
de complexión
desgastada,
heredera
de la metamorfosis
entre la realidad
material
y la invertebrada.
Los poros
se me iban volviendo
pixels
todavía inyectados
en tinta
con rastros
de grafito
inerte.
La tez
se transformaba
en celulosa,
blanquecina y
frágil,
de volúmenes
planos
y texturas
tangibles.
El punto álgido
del momento
creativo,
la esencia
más gráfica
y pura
de mi expresividad,
la sinceridad
hecha trazo,
el grafismo
como generador
activo
de identidad"
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