"La vida
nos desgasta
en silencio
con la delicadeza
con que una madre
mece la cuna
de su niño
ó una abuela
teje la bufanda
para su primera
nieta.
La vida,
poco a poco,
nos va limando
las ganas
-endurecidas
ya por el tiempo-
en nuestra piel.
Los segundos
se descuelgan
de la relojería
tan complicada
que encierra
el corazón,
la agilidad
se nos vuelve
torpe
y la valentía
miope.
Así
hasta que el tiempo
se detiene
para siempre
sin permiso
ni condición.
Somos tan insignificantes
y breves,
tan mediocres
al lado del discurso
-críptico-
de la vida,
que no merece la pena
morir
antes de que el tiempo
no nos brinde
otra salida"
nos desgasta
en silencio
con la delicadeza
con que una madre
mece la cuna
de su niño
ó una abuela
teje la bufanda
para su primera
nieta.
La vida,
poco a poco,
nos va limando
las ganas
-endurecidas
ya por el tiempo-
en nuestra piel.
Los segundos
se descuelgan
de la relojería
tan complicada
que encierra
el corazón,
la agilidad
se nos vuelve
torpe
y la valentía
miope.
Así
hasta que el tiempo
se detiene
para siempre
sin permiso
ni condición.
Somos tan insignificantes
y breves,
tan mediocres
al lado del discurso
-críptico-
de la vida,
que no merece la pena
morir
antes de que el tiempo
no nos brinde
otra salida"
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