"Parecía como si el corazón
se me fuera desconchando
cada vez que sus labios
alcanzaban a decir
la mínima de las palabras.
Palabras de viento helado
que a su paso por mi piel
sembraban el vacío y el pánico.
Una muerte lenta y desgastada,
como suelen serlo todas aquellas
que deben vivirse o debería decir morirse
-a diario-
hasta el fin último de sus días.
Una muerte apuñalada y en silencio,
a escondidas del mundo
y de la mismísima soledad.
Cada vez que pienso en tus labios
un pájaro muere en mi pensamiento
y un verso se marchita en la flor
que un día sembramos
en esa parcela donde los enamorados
-creen-
que nunca morirá la flor de su amor"
se me fuera desconchando
cada vez que sus labios
alcanzaban a decir
la mínima de las palabras.
Palabras de viento helado
que a su paso por mi piel
sembraban el vacío y el pánico.
Una muerte lenta y desgastada,
como suelen serlo todas aquellas
que deben vivirse o debería decir morirse
-a diario-
hasta el fin último de sus días.
Una muerte apuñalada y en silencio,
a escondidas del mundo
y de la mismísima soledad.
Cada vez que pienso en tus labios
un pájaro muere en mi pensamiento
y un verso se marchita en la flor
que un día sembramos
en esa parcela donde los enamorados
-creen-
que nunca morirá la flor de su amor"
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